viernes, 9 de marzo de 2012

Principio del final


La noche era cerrada y soplaba un viento cálido que mecía los sauces llorones haciendo, como consecuencia al movimiento, que las hojas susurrasen dando una musicalidad al parque realmente sombría. No había nadie por los alrededores para prestar atención a todos estos detalles.
 Excepto una chica.
 Y a pesar de llevar puestos los cascos, notaba el crujir casi imperceptible de las hojas secas cuando las pisaba al andar, sentía el olor terroso que se transportaba por el aire…
Llevaba más de dos horas esperando, y hasta que no llegase no iba a irse. Como si a alguien le importase si llegaba pronto o no a casa.
La música retumbaba en sus oídos y ya le dolía un poco la cabeza. Se pasó la mano por el cabello dorado y liso, lo tenía enredado por culpa del viento y se notaba que llevaba varios días sin ducharse. Había tenido tantos follones que ni siquiera había tenido tiempo para ella.
Sintió la presencia de alguien a su espalda, y por fin, allí estaba el chico de pelo negro y revuelto, ojos azules como el hielo y una sonrisa pícara que daba a entender que le daba gusto ver que lo esperaba. Ella sacó su Ipod del bolsillo trasero del pantalón y pausó una canción de rapsusklei llamada “dando y perdiendo”. Ni siquiera se molestó en quitarse los cascos, lo miró expectante con una pregunta bastante obvia en su rostro. Pasaron diez segundos, contó ella, antes de que el chico se dignase a hablar.
- Pensaba que te habrías ido… No tenía ganas de hablar contigo, no te ofendas.- Miró hacia los sauces e hizo una mueca.- Podrían matarme si se enteran que te cuento todo lo que pasa…
- Bueno, yo sí quería verte.- Dijo ella suspirando y sintiendo como su corazón se desbocaba.- Habla, capullo.
- Odio el sonido de los sauces llorones… Parece que lloran de verdad- Frunció el ceño.- En realidad, no ha habido movimiento alguno. Sólo quería oír tu voz…
- Pues ya lo has hecho…- Se mordió el labio, nerviosa.- Vete.
- Te haré caso cuando me mires a los ojos.- Ella levantó la mirada, lo miró a los ojos y se sintió tan vacía. Tenía tantas ganas de ponerse a chillar y a darle puñetazos a algo.- Adelante.
- ¿Por qué insistes? ¿Por qué quieres destruirme de esta manera?- A pesar de que en estos momentos se hubiese puesto a llorar como una niña, no lo hizo. Sus lágrimas no caían.- Vete, vete. Olvídame, olvida que nos conocemos… No quiero saber más de ti, ni de nada relacionado contigo ni con esos estúpidos…
- Y si eso es lo que quieres… ¿Por qué no me miras a los ojos al decirlo?-Gruñó él agarrándola por los hombros.
- Porque no es lo que quiero. Porque te quiero aquí conmigo y no quiero que te marches nunca… Pero lo harás y me partirás el corazón.- Esta vez, ella sí lo miraba a los ojos y hablaba con voz firme, como si fuese algo obvio.- Así que vete. Hazlo por mí.- Pidió angustiada.
- Te quiero.- Y después de decir esto, desapareció.
La chica cayó de rodillas, conmocionada y con lágrimas resbalando por sus mejillas.

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